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jueves, 17 de febrero de 2011

LA IMPORTANCIA DE NO SALTARSE EL DESAYUNO



Si algún adolescente cree que saltarse el desayuno le ayudará a perder peso (esto también va para los adultos), está totalmente equivocado. Saltarse la primera comida del día aumenta la posibilidad de padecer obesidad y otras enfermedades asociadas al colesterol, tensión arterial alta y diabetes-. El último toque de atención lo da un estudio de la división de Epidemiología y Salud Comunitaria de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, publicado el año pasado. Durante cinco años se analizó la relación entre el hábito de desayunar, la preocupación por engordar y el estado de salud de 2.216 norteamericanos de entre 14 y 19 años y se observó que los que no almuerzan tienen de media un índice de masa corporal cinco puntos superior a los que sí lo hacen.

El grupo de edad de los adolescentes preocupa en especial a los expertos porque coinciden varios factores de riesgo. Por un lado, el control de los padres sobre lo que comen sus hijos se relaja, y por otro el joven aún está en edad de crecimiento, pero se preocupa por su físico y aparecen los primeros intentos de hacer dieta. Dejar de lado el desayuno es uno de los métodos utilizados para mantener la línea. Y un método erróneo.
Durante la adolescencia se produce el último gran periodo de crecimiento, así que la aportación de calcio, proteínas, vitaminas e hidratos de carbono es crucial.

Los efectos de saltarse el desayuno son adversos, De hecho, los niños y jóvenes que no desayunan presentan una tasa de obesidad más alta que en el caso de los que sí lo hacen de forma equilibrada, al ayunar y no saciar el hambre, niños y adultos tienden a picar y a comer en más cantidad al mediodía. Al final se acaban ingiriendo demasiadas calorías, lo que provoca un aumento de peso.

El organismo cuenta además con un mecanismo de defensa ante situaciones de ayuno prolongado. Cuando se ingieren menos alimentos de los que el cuerpo necesita el metabolismo va más lento. Si saltarse el desayuno se convierte en algo habitual se activan dos hormonas, llamadas leptina y grelina, que crean una situación de ahorro energético en el cuerpo. Esta situación se mantiene aunque luego se coma, así que, al gastar menos energía, se puede tender a engordar.

Aun así, la mayoría de los jóvenes desconoce los efectos del ayuno. Esta costumbre aumenta a medida que el joven crece. Los jóvenes que siguen una alimentación correcta y respetan todas las comidas son también los que llevaban una vida más sana: haciendo más deportes, consumiendo menos alcohol y tabaco. El hábito de desayunar es un indicador importante de un estilo de vida saludable en la juventud.

Los kilos de más son la parte más visible de una mala alimentación, pero le acompañan también carencias nutricionales y de rendimientos importantes, pueden producirse entonces problemas de concentración y una mayor irritabilidad.

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